Los espacios físicos, igual que las personas, acumulan memorias antiguas que nos llevan a repetir patrones.
Por eso te empeñas en colocar los libros en el salón como los colocaba tu ex pareja, aunque eso te haga daño al recordar una vida anterior. O insistes en incluir un jarrón de cristal en la decoración de tu casa cada vez que te mudas, aunque a ti no te gusten los jarrones, porque tu madre siempre dice que un jarrón aporta elegancia.
Y, cada vez que lo miras, un sentimiento negativo te revuelve por dentro; no solo porque la estética del jarrón no va contigo, sino porque despierta memorias de control y de merma de autoestima que la relación con tu madre grabó en ti.
Y esas, u otras, memorias antiguas te llevan a repetir patrones, comportamientos, pensamientos que no te benefician.
Hoy te traigo una buena noticia. Esas memorias se pueden desprogramar y reprogramar a través del orden y la organización de tu casa, a través del cambio de hábitos, con gestos muy sencillos y cotidianos pero conscientes.
Hoy me acompaña en “En casa con María” Dorotea Ruiz Gilabert. Empresaria, formadora, facilitadora y coach personal y profesional, de organizaciones.
Acumula más de 30 años de experiencia con empresas que buscan un cambio desde la raíz, y trabaja humanizando las organizaciones, con herramientas prácticas en exteriores en los equipos. Y obtiene resultados espectaculares en las dinámicas que genera.