Uno de los grandes objetivos que persigue la publicidad es crearnos necesidades que no tenemos. Y lo hace de maravilla; con frases inspiradoras, belleza en las imágenes, música y marcas que han conseguido que las identifiquemos con un valor o una emoción que deseamos, como Coca-Cola con el territorio de la felicidad, Nike el de la superación o Apple el de la innovación. Pero si eres una persona con tendencia a la compra excesiva, esto se convierte en un problema porque no filtras; la publicidad cala en ti de tal manera que, no sabes ni cómo, de repente te ves por todas las tiendas buscando ‘el vaquero que llevan todas las celebrities‘, cuando tienes seis pares de tejanos en tu armario.  

Hoy quiero echarte un cable, para que detectes a distancia las frases-gancho que se cuelan en tu mente y te arrastran a comprar sin pensar si de verdad necesitas lo que te están vendiendo o si hay algo de verdad en lo que prometen. Aquí van algunas:

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Con estas frases, tu mente ya está predispuesta en un 50% a comprarlo. No le importa si lo necesitas o no. La publicidad ya te ha generado una necesidad que no tenías. ¿Quién no se siente tentado de tener lo último, lo imprescindible, lo que es tendencia, lo que te va a favorecer, lo que te van a envidiar, lo que llevan los famosos, lo más vendido?

 Luego, con el tiempo, muchas veces te das cuenta de que lo que es imprescindible para otro, para ti era prescindible porque lo guardaste en un cajón y no te volviste a acordar. O, aunque lo lleven todas las celebrities, a ti no te sienta bien y se quedará colgado en tu armario con la etiqueta porque no va con tu personalidad. 
Piénsalo, al abrir los ojos esta mañana ¿tu mente te ha llevado a pensar en la necesidad que tienes de comprarte un tocadiscos vintage o el pulsómetro de última generación para correr? Probablemente no, probablemente al abrir los ojos habrás pensado qué tal noche habrá pasado tu madre que está ingresada, o en los nervios que te genera la presentación que hoy tienes que hacer ante un cliente. Lo importante es lo importante. Y lo que realmente necesitamos es lo que realmente necesitamos. No dejemos que otros marquen nuestros deseos. No se trata de no comprar, sino de comprar conscientemente. Si necesitas algo, incluso si tienes capricho por algo, nadie tiene que decirte que no lo compres. Pero sería bueno que, antes de hacerlo, te plantees algunas preguntas, como: . ¿Realmente lo necesito?. ¿Me puedo reconocer a mí mismo si es necesario o capricho?. ¿El mensaje con el que me ha convencido la publicidad es cierto?. ¿No tengo ya algo que me haga la misma función en casa?. ¿Merece el precio que cuesta?. ¿Puedo comparar precios del mismo producto en varios lugares y de distintas marcas, quizá menos conocidas?. ¿He comprobado cómo llevo el presupuesto de gastos este mes?. ¿Va con mi estilo de vida? . . ¿Voy a saber utilizarlo?. ¿Lo necesito con urgencia o puedo meditar la compra unas semanas?. ¿Tengo acumulación de cosas en casa?, ¿esto me provoca desorden y estrés? Si de verdad nos hacemos estas preguntas, probablemente desistiremos de más de una compra innecesaria y nos iremos inmunizando contra esas frases-gancho que nos generan la urgencia de comprar que luego nos pasa una factura económica y anímica, ya que provoca acumulación y desorden en nuestras vidas, y sentimientos negativos como culpabilidad o apatía, al comprarnos todo aquello que se nos antoja.   Imágenes de Hola.com y Pinterest