Muchas personas tienen enormes dificultades para desprenderse de sus pertenencias y esto provoca situaciones de acumulación de cosas en los hogares que nos perjudican de muchas formas. La compra compulsiva y la acumulación son dos de los grandes impulsores del estrés en casa.
En mi programa de radio En Casa con María, de Radio Intereconomía, hablamos de ello con Alicia Soltero, psicoterapeuta familiar sistémica, directora del Instituto de Superación integral de la Mujer de México, nominada como Mujer del Año por su trabajo de apoyo a la mujer en los medios y conferenciante internacional.
Os dejo en este post algunas de las ideas más interesantes que comentamos y aquí podéis escuchar la entrevista completa, a partir del minuto 3′ 52»
¿Por qué nos cuesta tanto desapegarnos de las cosas?
Cuando acumulamos cosas y no podemos desprendernos de ellas, aunque ya no las utilicemos o nos estén haciendo daño, es porque estamos sustituyendo a través de los objetos lo que siento que no tengo en la vida y generalmente es amor, cariño y contacto con los míos. Muchas veces ese vacío lo llenamos comprando compulsivamente, que es la manera de descargar la angustia que me produce el vacío.
A medida que nos vamos haciendo mayores, tendemos más a la acumulación y nos cuesta más trabajo desprendernos de nuestras cosas porque son nuestro referente. Por eso cuando un hijo se va de casa, muchas veces se deja la habitación que ocupaba tal y como él o ella la dejaron, como dice la canción ‘por si volvieras’. De alguna forma, eso hace sentir a los padres que tienen a su hijo todavía con ellos.
Pero cuando ya no me puedo desprender de absolutamente nada, ahí estamos hablando de que el vacío es mucho más grande y hay mucha angustia. Y una manera de no vivirla es sentirse lleno, aunque sea de cosas inservibles.
Las mujeres tendemos más a la acumulación que los hombres
Y así lo demuestran los estudios que hay sobre esta materia. Hay diferentes explicaciones para que esto sea así, pero el componente biológico es común a todas ellas.
Desde un punto de vista biológico, la función de la mujer es contener, acoger dentro de sí. Y la del hombre es producir. Por ejemplo la mujer es la que se embaraza, la que contiene al bebé en su vientre, la que contiene la leche en su seno.
Entonces, cuando las mujeres no podemos contener, no tenemos a alguien a quien contener, contenemos cosas que nos simbolizan aquello que en lo real no podemos contener; nuestros hijos o nuestra pareja. Por eso somos más proclives a esta tendencia a la acumulación.
Cómo podemos salir de la acumulación
Si la persona tiene un trastorno de acumulación, sola no puede, porque para ella no es problema tener tantas cosas en su casa. Es su manera de vivir su angustia. Entonces esta persona sola no podrá, necesita ayuda de un especialista y el apoyo de sus familiares, que estén muy presentes con ella.
Y para evitar yo en mí mismo la acumulación, tengo que procurar tener todas mis áreas vitales cubiertas. Porque la acumulación la vemos solo en los objetos, pero también acumulamos trabajo, nos llenamos de trabajo también. ¿Por qué? Quizá porque no tenemos esa capacidad de salir al exterior y socializar y tener tu parte social, tu parte espiritual, tu parte física, tu parte mental en equilibrio.
Y tener en cuenta también que tan malo es la acumulación como el desprenderse completamente de todo. Por ejemplo, hay personas que tienen un trastorno por el orden y se pasan el tiempo tirando, limpiando y despejando. Eso también es otro trastorno, obsesionarse con tener un orden perfecto de tal forma que tu casa parezca una fotografía de revista. Bueno, eso también nos habla de algo, ¿no? Ni tan tan ni muy muy. Deberíamos mantenernos en equilibrio.
¿Qué podemos hacer si nos cuesta desprendernos de las cosas?
Lo primero es coger el objeto que sabemos que ya no nos hace una función. En México lo llamamos tiliches, es el nombre de los objetos que no están ni tan mal como para tirarlo, pero tampoco tan bien como para disfrutarlo. O que por diversas razones no nos encaja o lo tenemos repetido muchas veces.
Entonces, observar qué sucede cuando yo toco este objeto. Es muy importante que lo toques y que sientas en tu cuerpo qué sucede cuando tú lo pones en la cesta de tirar, donar o regalar. En ese momento, que es cuando tú te pones en contacto con estas emociones, con estas sensaciones en tu cuerpo, es importante que ubiques en dónde se manifiesta la emoción.
Si lo que tú sientes es en el pecho, está hablando de una angustia y muy probablemente haya una angustia de separación en el objeto, únicamente está tapando esta angustia de separación tenerlo. Al poseerlo, siento como que no estoy separado de, por ejemplo. Y entonces ese es el conflicto que tú trabajarás con tu terapeuta, con tu profesional; un conflicto de separación.
Si lo sientes en el estómago es como que sientes que te van a quitar algo y eso es injusto. Sobre todo en la boca del estómago. Entonces tendrás que revisar qué es aquello que tú sientes que injustamente alguien te quita o te quitó en otro momento. Y ese objeto solo lo está sustituyendo.
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