El verano es para disfrutar y descansar de la actividad laboral o de estudio que realizamos el resto del año. Y si se trata de niños, más aún.
Por eso en verano relajamos las normas de casa y les dejamos ‘asalvajarse’, que también es muy sano para ellos.
Pero también es bueno mantener una base en la organización con niños, con algunas normas o indicaciones, porque les da estabilidad a ellos y algo de paz a los padres 🙂
Estas son algunas de las pautas que nos pueden ayudar a mantener esa estabilidad de fondo en la familia durante el verano, aunque cada una encontrará las suyas propias.
1
Establecer una base de rutinas más flexible que la del resto del año. Se podrá incumplir porque es verano y vivimos con más relajación y de forma más improvisada, porque ahí está la magia del verano.
Pero al menos tienen que saber que en casa mantenemos una base de rutinas que les van a dar estabilidad.
Fijaremos o negociaremos con nuestro/s hijo/s previamente qué puntos vamos a respetar a lo largo del día. Pocos, las menos posibles, para que disfruten libremente el resto del tiempo. Puede ser el respetar la hora de levantarse y la hora de la comida. O las normas básicas de higiene: lavado de dientes, ducha, etc. Cada familia establecerá las suyas.
2
Dedicar un tiempo a actividades de aprendizaje, estudio o lectura. Bien por obligación porque hayan suspendido, o porque cambien de etapa y necesiten algo de refuerzo.
Podemos hacérselo más atractivo comprando cuadernos de actividades de verano, donde repasan lo aprendido en el curso jugando y dibujando; o preparándoles una zona de trabajo en casa donde se sientan cómodos.
3
En materia de orden en casa también hay que mantener unos mínimos. Esto les suele aburrir, pero hay formas de hacérselo más fácil, acompañándoles o inventando juegos para hacerlo.
Cada familia decidirá cuáles son los mínimos que hay que cumplir, ya sea echar la ropa a lavar, poner y recoger la mesa o devolver los juguetes a su sitio después de jugar.
4
Para los pequeños funciona muy bien preparar con ellos una ‘línea del tiempo’. Recortaremos una tira de cartulina de unos 10 centímetros y marcaremos las horas más importantes del día o las rutinas que queremos que se mantengan. Haremos un dibujo con ellos o pegaremos una foto del niñ@ o niñ@s realizando la actividad: desayunando, bañándose en la piscina, comiendo, leyendo.
Así ellos pueden echar un ojo y saber qué cosas tienen que hacer además de disfrutar a tope.
Por ejemplo, puedes pasar la mañana entera jugando, pero a primera hora dedicas una horita a estudiar. O al levantarte tienes una hora para desayunar y ver tele; y luego ya libertad para jugar, piscina o hacer actividades lúdicas. Pero a las dos y media estamos poniendo la mesa para comer.
5
Reducir el tiempo de ver televisión fomenta su creatividad. Si por ellos fuese, se pasarían cinco horas delante de la tele; pero si puede ser una, mejor que mejor porque, además, necesitan tiempo para aburrirse, tiempo para inventar, para la creatividad, para ver un hormiguero o hacer un collar con macarrones.
6
Si tienen poca autonomía, el verano es un buen momento para animarles a desarrollarla, porque todos estamos más relajados, con más tiempo y más paciencia para acompañarles.
Que elijan ellos su ropa, que vayan definiendo sus gustos, que aprendan a ir combinando prendas. Se les puede enseñar a doblar sus camisetas, a meter el vaso después del desayuno en el lavavajillas o a deshacer la maleta al volver de viaje. O dejarles hacer algunos recados cerca de casa si ya van siendo mayores. Sentirán que confiamos en ellos y eso les dará una gran seguridad y reforzará su sentimiento de pertenencia.
El objetivo de estas pautas es que sigan aplicando las rutinas básicas en casa también durante el verano.
Las relajamos todo lo posible, pero no las abandonamos porque, si no, los niños borran, resetean y tenemos que empezar de cero cuando llega el otoño.
Una buena ecuación puede ser un 90% de disfrute y un 10% de normas 🙂
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