Desorden en casa: no te acostumbres a él

Son muy pocas las personas que de verdad se acostumbran al desorden y lo viven con naturalidad, con paz y sin que le reste armonía a su vida.

Desorden en casa: por qué nos acostumbramos

 

La mayoría de personas que creen haberse acostumbrado al desorden es porque no les ha quedado más remedio. Se ven obligadas a seguir con su vida sin detenerse en el desorden que reina en sus espacios.

Puede ser por falta de tiempo, falta de dinero para contar con ayuda o falta de ánimo por algún contratiempo vital. Pero el desorden les sigue robando la paz y la calma. Les sigue generando estrés, desasosiego, tristeza o sentimiento de culpa. Por tanto, no se han acostumbrado al desorden.

Si eres de los primeros, es posible que no te interese seguir leyendo porque no tienes ningún problema con que tu casa o tu lugar de trabajo estén desordenados.

Pero si eres de los que toleran el desorden porque no les queda más remedio, hay cosas que puedes hacer. No lo dejes porque acostumbrarse al desorden si te hace infeliz es dañino para ti.

Te propongo dos cosas:

Identifica tu grado de desorden

  • ¿Te cuesta encontrar las cosas que necesitas cuando vas a salir de casa?, ¿te queda poca ropa en el armario porque está toda sucia o arrugada por las sillas, encima de la cama o en el suelo?, ¿te quedan pocos platos en la cocina porque no has fregado los de las últimas comidas?, ¿encuentras cosas que habías comprado hace meses con la etiqueta puesta?

 

    → Entonces tu grado de desorden es muy elevado.

  • ¿Te cuesta encontrar las llaves de casa o del coche, las gafas o el monedero cuando vas a salir de casa?, ¿tienes pequeños montones de cosas acumuladas en algunos rincones de tu casa?

 

Tu grado de desorden es moderado. Llevas una vida funcional pero no tienes mucho tiempo y vas dejando cosas pendientes de ordenar, aún cumpliendo con los básicos.

  • ¿Tu casa se ve ordenada, pero tienes en la silla del salón el abrigo y el bolso que has utilizado esta mañana?, ¿terminas de trabajar en casa y dejas todo tal y como está en tu mesa de trabajo?

 

Tu grado de desorden es bajo, es el que generamos cada día con nuestra actividad. Básicamente tus espacios están ordenados pero te falta trabajar más algunas rutinas de orden.

Conoce las pautas para volver al orden

  • Lo más fácil es empezar por devolver a su sitio las cosas que tengan un lugar asignado. Si tienes un perchero para los abrigos, cuélgalos ahí. Si tienes una caja para los relojes, guarda ahí alguno que ande rondando en la mesilla de noche o en tu mesa de trabajo. Si las cosas de tu habitación, por ejemplo, no tienen un lugar fijo, tendrás que asignarles uno.

 

  • Si el orden no es tu fuerte, te recomiendo simplificar. Tres o cuatro contenedores para las 3 o 4 grandes categorías de cosas que tengas: ropa, material de estudio o libros de lectura y tecnología, por ejemplo. Irían en un armario (ropa), una balda (libros) y una caja (tecnología). Simplificar es clave. Si no, la pereza volverá y nunca las dejarás en su sitio.

 

  • Si tus cosas tienen cada una un lugar asignado y procuras devolverlas siempre a su lugar, y aún así hay desorden; seguramente el problema es que acumulas demasiadas pertenencias.

  

Te aseguro que dejar atrás la acumulación es de las experiencias más liberadoras que hay; lo he vivido con muchos clientes. Te quitas un peso de encima y dejas entrar aire fresco a tu vida.

He desarrollado un método para dejar atrás la acumulación y aprender a desapegarse de las cosas y he ayudado a muchas personas a avanzar por este camino con muy buenos resultados.

La clave es no dejar entrar en tu casa nada más que aquello que te sea útil en ese momento o que te haga feliz. Y conocer la forma de desmontar cada una de las trampas mentales que nos impiden dejar ir las cosas aunque no las utilicemos desde hace años.

Cuéntame en comentarios si tienes problema con la acumulación o en qué grado de desorden estás. Seguro que se puede solucionar.

Imagen de portada: Ron Lach para Pexels

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