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Hoy quiero hablar de algo que sucede a diario en los hogares; esas pequeñas fricciones que no parecen gran cosa, pero que te hacen salir de casa malhumorado o sentirte agotada cuando solo llevas una hora en pie.
No son grandes discusiones, ni dramas monumentales; hablo de esos choques leves, a veces casi cómicos, que nos hacen fruncir el ceño, suspirar o levantar la voz sin plantearnos por qué.
He recopilado veinticinco de esos conflictos domésticos que se repiten día tras día y, en algunos hogares, incluso durante años, por más que intentemos que todos remen en la misma dirección. Y veremos por qué pesan tanto, aunque parezcan “sólo” vasos, toallas y mandos perdidos.
Ya me contarás cuántos de ellos se dan habitualmente en tu casa.
