En muchos hogares empieza a verse una tendencia llamativa: cada vez más gente reduce el uso de la plancha o directamente deja de planchar. Esto sucede en gran medida entre personas jóvenes, que priorizan tejidos prácticos, estilos más informales y rutinas domésticas simplificadas. Pero también cala entre los adultos.
Un estudio publicado por el diario británico The Guardian en 2023 señalaba que alrededor del 30 % de los adultos jóvenes de entre 18 y 34 años no posee plancha o no la utiliza nunca.
Pero ese dato convive con otra realidad igual de clara: una parte muy amplia de la población adulta y la mayoría de las familias siguen planchando con regularidad, si no todas, sí muchas prendas, porque lo consideran parte del buen cuidado de la ropa, del hogar y de la imagen personal. Hoy vamos a repasar los argumentos de ambos bandos: los defensores de planchar y aquellos que apuestan por no hacerlo.
¿Cuáles son los argumentos a favor de planchar? Para muchas personas, una prenda bien planchada transmite limpieza, cuidado personal, higiene y hasta profesionalidad en el entorno laboral. Una camisa sin arrugas, un pantalón con la línea marcada o un vestido impecable siguen teniendo un peso estético importante, en determinados ambientes laborales y en el ámbito personal en ocasiones especiales.
¿Por qué dejar de planchar o hacerlo mucho menos? La ropa actual ha cambiado. Muchos tejidos están diseñados para no necesitar plancha, o directamente se ven bien con su textura natural. El teletrabajo, la ropa casual y la reducción de la formalidad han suavizado la idea de que “todo debe ir perfectamente liso”.
La moda también ha contribuido: cada vez se asume más la arruga como parte del estilo, especialmente en materiales como el lino o ciertos algodones. Para algunas personas, planchar se ha convertido en una tarea que consume tiempo y espacio y que no aporta un beneficio suficiente como para justificar el esfuerzo. Si a eso se suma que es una tarea que exige aparato, superficie libre y cierta dedicación, en muchos hogares se ha decidido priorizar otras responsabilidades. La conclusión es que la estética ha cambiado, los tejidos han evolucionado y los ritmos de vida también.
Muchas personas prefieren invertir su tiempo en descansar o disfrutar viviendo experiencias antes que quitarse horas cada semana por llevar la ropa planchada.
Un abrazo,
María
