Hoy te traigo un tema que he titulado “Adictos a la Irrelevancia”. Y sé puede sonar un poco duro, pero quiero que nos planteemos cuánto de nuestro tiempo y energía invertimos en cosas que poco aportan a nuestra vida o en nadar una y otra vez en la superficialidad de cosas que sí son verdaderamente importantes para nosotros.
Vivimos en un mundo donde la superficialidad se ha convertido a menudo en la norma, y lo vemos reflejado en el flujo constante de contenido efímero en redes sociales, en el consumo rápido de información, e incluso en nuestras conversaciones cotidianas, que se van quedando a veces simplemente en una suma de titulares.
Nuestra atención se ha convertido en un recurso que otros compiten por capturar, y no es casualidad: hay estudios, como el de la Universidad de Stanford, que demuestran que la sobreexposición a estímulos irrelevantes reduce nuestra capacidad para mantenernos concentrados y, lo más preocupante, nos desvincula emocionalmente de la experiencia presente.
La tecnología nos ha acostumbrado a la gratificación instantánea y a la continua búsqueda de novedades. Y esto va moldeando nuestra mente para que solo valore lo que es rápido, fácil y efímero, en lugar de lo profundo, comprometido y significativo.
Esta adicción se manifiesta en nuestras relaciones y conversaciones, a menudo centradas en comentarios superficiales o de corta duración. ¿Cuántas veces pasamos tiempo con amigos o familiares, sin realmente conectar en un nivel más profundo? Parece que hemos perdido la habilidad de escuchar con verdadera empatía. Algo que va profundamente en contra de nuestro desarrollo como personas y nuestro bienestar.
Las conversaciones significativas fortalecen el vínculo social y reducen los niveles de estrés, mientras que la charla trivial genera una especie de vacío emocional. Invertir en conexiones significativas es fundamental para nuestro bienestar psicológico y emocional. Por eso, un buen ejercicio es tomarnos un momento para identificar qué relaciones nos enriquecen, y proponernos abordar temas con profundidad en nuestras interacciones.
En este episodio hablamos de la superficialidad en nuestro trabajo y en nuestra vida personal. De cómo profundizar en todo lo que hacemos: las tareas del hogar, las conversaciones con las personas, el deporte, los viajes.
Y de cómo nos beneficia dedicar tiempo a profundizar en las cosas en lugar de pasar corriendod e puntillas por todo lo que hacemos, hablamos, pensamos y escuchamos.
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Mil gracias siempre por acompañarme.
Te mando un gran abrazo.
María