La vida moderna nos impulsa a mantenernos en constante actividad, pero los grandes pensadores, científicos y expertos en productividad han señalado desde hace siglos que detenerse, reflexionar y descansar no solo es esencial para nuestra salud, sino también para nuestro rendimiento.
En este capítulo te hablo sobre cómo aplicar el poder de la pausa para lograr un equilibrio entre productividad y descanso en la vida cotidiana y en nuestro hogar.
Ya la filosofía antigua nos deja perlas en este sentido. Los romanos distinguían entre otium (tiempo para el descanso y la reflexión) y negotium (tiempo para los negocios). Para ellos, el otium era fundamental para recargar el espíritu y fomentar la creatividad. Cicerón escribió que “el ocio con dignidad es la base de una vida bien vivida”.
En la Antigua Grecia, Aristóteles consideraba que la scholè (raíz de la palabra «escuela») era el estado ideal para el aprendizaje y la autorrealización. Para él, el tiempo libre no era inactividad, sino una oportunidad para nutrir el intelecto y cultivar el bienestar.
Tenemos también la perspectiva oriental. En la filosofía taoísta, el concepto de wu wei (no acción o acción que fluye) sugiere que la productividad máxima se alcanza cuando no forzamos las cosas, sino que fluimos con la naturaleza de los eventos. Hoy en día estamos aprisionados por la obsesión de controlar el tiempo. Y, aunque eso es importante para ser funcionales, tenemos que guardar un espacio para fluir, para no hacer nada o para la improvisación de lo que llegue.
En mi curso “Aprende a llevar una vida organizada”, disponible en mi web atelierdelorden.com, comparto las técnicas más efectivas que me han ayudado a mejorar mi organización tanto a nivel personal como profesional. Y aunque hoy no te voy a hablar de esas técnicas, si te quiero mencionar cómo planificar pausas estratégicas para que esa organización de cada día no salte por los aires por agotamiento, cansancio o aburrimiento. Te comparto ideas concretas para aplicar el poder de la pausa en tu vida diaria.
Como decía el poeta Rilke: «El tiempo de descanso no es inactividad. Es el tiempo donde se cultiva el alma».
Hacer pausas no significa detener el progreso, sino nutrirnos para avanzar con mayor claridad y propósito. En casa y en la vida, el equilibrio entre productividad y descanso es una práctica que genera armonía y bienestar.
En este episodio también te recomiendo cinco libros que te pueden resultar interesantes sobre esta materia.
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Te mando un fuerte abrazo.
María