Los aceites esenciales reducen los tóxicos en el hogar

Todos llevamos encima una mochila tóxica que vamos llenando con al aire que respiramos, los productos que utilizamos para limpiar la casa, para nuestro aseo personal, etc.

Los aceites esenciales nos ayudan a reemplazar muchos de estos productos, que conllevan elementos tóxicos, con algo natural y efectivo que nos ayuda a minimizar esa mochila.

Es el mensaje que nos dejó en el programa ‘En casa con María’ del sábado 6 de marzo Catalina, especialista en aromaterapia de @cata.esencial.

Puedes escuchar el podcast del programa al final del post (minuto 40′ 30»). Aquí un aperitivo de algunas otras ideas que nos dejó Catalina:

Los aceites esenciales son lo más puro de la naturaleza concentrado en una gota de aceite. Se destilan plantas, flores, cáscaras de cítricos y se extrae lo más puro de la naturaleza para proporcionarnos un gran número de beneficios en nuestro día a día.

El aroma de nuestra casa nos ayuda a reflejar nuestra personalidad; aromas cítricos en una persona más extrovertida, florales en otra más emocional, abetos o árboles para una persona más espiritual. Te ayudan a ponerle un toque personalizado a tu casa.

Los aceites esenciales también nos hacen evocar lugares. Cuando olemos algo el sistema olfativo está directamente relacionado con el sistema límbico, donde están nuestros recuerdos y emociones, por eso al pasar por ciertos lugares los asociamos a determinados olores y recuerdos de la niñez.

Los aceites esenciales se pueden utilizar perfectamente con niños desde que son bebés, solo hay que procurar que el aceite sea de buena calidad y utilizarlo diluido porque son muy concentrados; un par de gotitas son suficientes para ayudarles a pasar la noche si están resfriados o si quieren relajarse para dormir.

Para personas mayores van muy bien los abetos y cipreses porque te ayudan en tu sistema respiratorio, y también a relajar y a conectar.

Y un truco para neutralizar el mal olor de la basura es, con un difusor en la cocina, echar unas gotas de un aceite con un olor fuerte; por ejemplo, menta mezclada con citronella. Y, en el cubo de la basura, un algodón con unas gotas de ese aceite en el fondo del cubo, antes de colocar la bolsa.

 

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