Vivimos en un mundo acelerado, lleno de responsabilidades y constantes estímulos, pero todos anhelamos la calma. Hoy quiero reflexionar acerca de por qué pasa esto y dejarte algunas ideas valiosas para traer a calma a tu vida.
La calma, la paz, la serenidad, la tranquilidad eran vistas en la Antigüedad como un valor a cuidar. En la filosofía clásica griega, pensadores como Sócrates, Platón y Aristóteles abordaron la importancia de la «ataraxia», un estado de serenidad y tranquilidad mental. Y en filosofías como el budismo y el taoísmo, la calma y la paz interior eran y son fundamentales. La meditación, por ejemplo, es una práctica común en estas tradiciones para alcanzar un estado de tranquilidad y comprensión profunda.
En la ética romana, los estoicos, como Séneca y Marco Aurelio, abogaron por la serenidad y la aceptación tranquila de las circunstancias como parte de una vida ética.
En diversas religiones antiguas, como el hinduismo y el confucionismo, se enfatizaba la importancia de vivir una vida equilibrada y en paz. El equilibrio emocional y la tranquilidad eran considerados fundamentales para el bienestar espiritual.
Y durante la Edad Media, la idea de la paz interior y la tranquilidad mental también fue promovida por pensadores y líderes religiosos.
En las sociedades modernas esta concepción se ha ido perdiendo porque han ido tomando el control la ambición, el ansia de poder, el deseo de poseer más, de mejorar nuestra calidad de vida. Y esto no sería malo si no nos hubiese avocado a una vida llena de prisas, donde pararse o estar tranquilo se interpreta como pereza, pasividad o falta de ambición , cuando en realidad es una herramienta poderosa para la toma de decisiones conscientes y la gestión del estrés.
La calma es más que un simple estado de relajación; es una herramienta esencial para afrontar los desafíos diarios y vivir una vida plena. No está reservada solo para algunos privilegiados que se lo pueden permitir porque tienen cubiertas sus necesidades, sino que puede ser cultivada por cualquiera que esté dispuesto a comprometerse con ella.
En este episodio te hablo de los beneficios de la calma, unos más conocidos que otros, y de cómo podemos ser personas más calmadas en nuestra vida cotidiana. Quiero compartirte algunos principios que pueden ayudarnos a cultivar la tranquilidad, que espero que mejoren tu vida.
Recuerda que la calma es un regalo que nos damos a nosotros mismos y a los demás. Creo que merece la pena traerla a nuestro día a día.
Gracias por acompañarme en este episodio de «En Casa con María». Espero que hayas encontrado inspiración y prácticas útiles para incorporar la calma en tu vida diaria. Si te ha gustado, no olvides suscribirte a “En casa con María” y dejarme tus comentarios, que siempre me gusta leer.
Un fuerte abrazo.
María
Foto: Natural Family Fotografía
TRANSCRIPCIÓN
Vivimos en un mundo acelerado, lleno de responsabilidades y constantes estímulos, pero todos anhelamos la calma. Si realizásemos un estudio a un cierto número de personas preguntando: ¿te gustaría tener calma en tu vida? Creo que un porcentaje altísimo diría que sí. Pero luego no la buscamos en nuestro día a día, no hacemos nada o hacemos poco por llevar una vida con calma.
Hoy quiero reflexionar acerca de por qué pasa esto y dejarte algunas ideas valiosas para traer a calma a tu vida.
MÚSICA
La calma, la paz, la serenidad, la tranquilidad eran vistas en la Antigüedad como un valor a cuidar. En la filosofía clásica griega, pensadores como Sócrates, Platón y Aristóteles abordaron la importancia de la «ataraxia», un estado de serenidad y tranquilidad mental. Y en filosofías como el budismo y el taoísmo, la calma y la paz interior eran y son fundamentales. La meditación, por ejemplo, es una práctica común en estas tradiciones para alcanzar un estado de tranquilidad y comprensión profunda.
En la ética romana, los estoicos, como Séneca y Marco Aurelio, abogaron por la serenidad y la aceptación tranquila de las circunstancias como parte de una vida ética.
En diversas religiones antiguas, como el hinduismo y el confucionismo, se enfatizaba la importancia de vivir una vida equilibrada y en paz. El equilibrio emocional y la tranquilidad eran considerados fundamentales para el bienestar espiritual.
Y durante la Edad Media, la idea de la paz interior y la tranquilidad mental también fue promovida por pensadores y líderes religiosos.
En las sociedades modernas esta concepción se ha ido perdiendo porque han ido tomando el control la ambición, el ansia de poder, el deseo de poseer más, de mejorar nuestra calidad de vida. Y esto no sería malo si no nos hubiese avocado a una vida llena de prisas, donde pararse o estar tranquilo se interpreta como pereza, pasividad o falta de ambición , cuando en realidad es una herramienta poderosa para la toma de decisiones conscientes y la gestión del estrés.
La calma es más que un simple estado de relajación; es una herramienta esencial para afrontar los desafíos diarios y vivir una vida plena. No está reservada solo para algunos privilegiados que se lo pueden permitir porque tienen cubiertas sus necesidades, sino que puede ser cultivada por cualquiera que esté dispuesto a comprometerse con ella.
MÚSICA
¿Cuáles son los beneficios de la calma? El primero es el impacto positivo que la calma tiene en nuestro organismo, reduciendo los niveles de estrés e impulsando la propagación de las hormonas del bienestar. En muchos casos, Se ha asociado con una menor presión arterial y una respuesta inmunitaria más fuerte.
La calma actúa como un antídoto natural contra el estrés. Tiene una influencia directa en nuestra salud mental; permite afrontar situaciones difíciles de una forma más tranquila y reflexiva, contribuye a la estabilidad emocional y nos proporciona una perspectiva más equilibrada que nos permite suavizar situaciones de ansiedad o depresión.
En el ámbito laboral, mantener la calma facilita la claridad mental, permitiendo tomar decisiones más meditadas y documentadas y menos impulsivas. Y nos ayuda a evitar reacciones impulsivas en momentos de tensión, que pueden acarrear luego consecuencias no deseadas. La tranquilidad facilita la concentración y el enfoque en tareas específicas, por lo que contribuye a un rendimiento más eficiente en cualquier actividad.
La tranquilidad mental crea un espacio propicio para la creatividad y la resolución de problemas. Y nos permite ver situaciones y problemas desde diferentes perspectivas, lo que propicia el encontrar soluciones que, en estado de ofuscación, no veríamos. Desarrollar la calma puede fortalecer, por tanto, la capacidad de superar obstáculos.
Y, por último, la serenidad favorece un estilo de vida saludable, al reducir la necesidad de recurrir a comportamientos perjudiciales como la comida emocional o el abuso de sustancias.
La calma no solo beneficia a quienes la practican, sino que también tiene un efecto contagioso en su entorno. Las personas tranquilas suelen ser líderes más efectivos, resuelven problemas con mayor claridad y fomentan un ambiente positivo a su alrededor. En un mundo lleno de ruido, la calma es un camino que podemos recorrer hacia la paz interior y la conexión genuina con los demás.
MÚSICA
Ahora que entendemos la importancia de la calma, surge la pregunta crucial: ¿Cómo podemos ser personas más calmadas en nuestra vida cotidiana? Hoy quiero compartirte algunos principios que pueden ayudarnos a cultivar la tranquilidad. Los he agrupado en 8.
1La primera clave es la conciencia, aprender a reconocer los momentos en los que estamos perdiendo nuestra calma y tomar medidas conscientes para recuperarla.
2 En segundo lugar la respiración consciente. Tomar unos minutos al día para respirar profundamente puede reducir significativamente el estrés y mejorar la claridad mental.
3 La organización personal puede ser un aliado poderoso. Tener un espacio ordenado y un plan estructurado para tu día a día puede crear un ambiente propicio para la calma.
4 Crear un «rincón de calma» en tu hogar. Un espacio dedicado exclusivamente a la tranquilidad, con elementos que te inspiren paz y relajación.
5 Practica actividades tranquilas que te permitan desconectar del ruido exterior y conectarte contigo mismo. Afortunadamente, tenemos muchas opciones: relajación, mindfulness o atención plena al momento presente, paseos por la naturaleza, yoga, meditación, la pintura o la música, la escritura o la lectura.
6 El silencio da mucha paz. Parar en medio del ruido cotidiano sin más aspiración que escuchar el silencio, sin pensar en nada, dejando descansar tus sentidos y tu mente, te llena de serenidad.
7 Ser amable con uno mismo. Si siempre llevas contigo alguien que te habla bien de ti mismo y te trata bien, será más fácil que estés calmado.
8 Entrénate para ser una persona calmada, y ¿cómo hacerlo? Compórtate como si lo fueses, anda despacio, habla sin precipitación, fíjate en cada detalle que se cruce en tu camino, y estate atento a no reaccionar como un resorte, de forma automática, a las cosas. Piensa reposadamente antes de hablar, deja que pasen unos segundos de silencio antes de decir lo que piensas, sobre todo, si es en respuesta a algo que no te ha gustado.
MÚSICA
Hay muchos libros escritos sobre el tema de la calma, una gran cantidad de literatura que aborda este tema desde diferentes perspectivas. Te dejaré varios en el texto del podcast. De entre los clásicos, déjame que te recomiende “El arte de mantener la calma” de Séneca. En realidad es un extracto para consumo fácil de la obra “Sobre la ira”, que escribió Seneca. Parece mentira que el filósofo lo escribiese en el siglo I después de Cristo porque nos deja enseñanzas aplicables a numerosas situaciones de la vida de hoy.
En “El arte de mantener la calma”, Séneca enfoca la calma no solo como una virtud para vivir mejor, sino como contraposición a la ira y al enfado que todos sentimos en pequeñas situaciones cotidianas como un atasco de tráfico o una mala opinión sobre nosotros expresada por un compañero de trabajo. Situaciones que nos roban la paz.
Dice Séneca que la ira es una especie de locura que nos hace darle la máxima importancia a lo que no la tiene en absoluto. La comparación de lo mínimo con lo inconmensurable es una de las estrategias favoritas de Séneca. Al cambiar de perspectiva se pone en cuestión si tiene sentido la cólera.
Para alejarnos de la ira y cultivar la serenidad, el filósofo nos aconseja no sobrecargarnos de obligaciones y no emprender tareas abocadas al fracaso.
Los remedios contra la ira, dice Séneca, son dos: no sucumbir a la ira y no cometer barbaridades si sucumbimos.
¿Y cómo no sucumbir a ella? Su consejo es poner distancia, darnos tiempo antes de manifestar la primera reacción. la causa primera de la ira es la sensación de agravio. No confíes en ella a ciegas. No reacciones inmediatamente ni ante lo q te parezca claro como el agua. Date tiempo. Normalmente la verdad se revela en un solo día. Recuerda, nos dice Séneca, que si aplazas un castigo siempre tendrás tiempo de aplicarlo, pero una vez impuesto ya no se podrá reparar.
Los primeros impulsos de la ira que nos roba la calma son muy intensos, pero si la haces esperar, señala el filósofo, lo más seguro es que se calme.
Si te cuentan que alguien habla mal de ti, piensa si has empezado tú primero, piensa de cuánta gente has hablado tú mal en los últimos meses. Piensa que unas veces la gente no pretende causarte mal, sino que lo causan en tu beneficio, otras lo causan obligados por otros y otras sin darse cuenta.
Gracias por acompañarme en este episodio de «En Casa con María». Espero que hayas encontrado inspiración y prácticas útiles para incorporar la calma en tu vida diaria. Si te ha gustado este episodio, no olvides suscribirte a “En casa con María” y dejarme tus comentarios, que siempre me gusta leer.
Recuerda que la calma es un regalo que nos damos a nosotros mismos y a los demás. Creo que merece la pena traerla a nuestro día a día.